María de la Fuente Freire:

PhD en tecnología farmacéutica, nanotecnología y administración de medicamentos por la Universidad de Santiago, María de la Fuente Freire dirige la Unidad de Nano Oncología y Terapéutica Traslacional del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago (IDIS). Vive la investigación como una carrera de fondo, repleta de retos que superar pero muy estimulante. Y esa carrera tiene como objetivo “desarrollar nuevas terapias que mejoren la vida del paciente”. Persiguiendo ese fin cofundó Diversa, una spin-off biotecnológica del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago y el Servicio Gallego de Salud. La Premio Referente Investigación en Nanotecnología es además un icono en la lucha de los derechos de la mujer investigadora, a quien le “alegra enormemente inspirar o motivar a alguien a reinvidicar sus derechos”. Con ella hablamos de investigación, igualdad, retos, visibilización y de su gratificante trabajo en el que no puede faltar la motivación porque “siempre queda mucho por hacer”. “Es necesario poner en valor la carrera investigadora, apostar por los recursos humanos como gran valor para el desarrollo socioeconómico, mejorar sus condiciones y avanzar en igualdad”, sostiene.

La científica gallega se convirtió en un referente en la lucha por la igualdad tras denunciar que, como tantas mujeres, había sido penalizada por ser madre. La doctora Freire visibilizó el problema y actuó para poder competir en igualdad de condiciones en los procesos de evaluación para contratos públicos de investigación. Años después sigue defendiendo la necesidad de “poner en valor la carrera investigadora, apostar por los recursos humanos, mejorar sus condiciones y avanzar en igualdad”. Porque sigue habiendo muchos retos que afrontar “como la estabilidad y las oportunidades para crecer y desarrollarse profesionalmente y para ello considera prioritario “seguir avanzando en derechos laborales e igualdad”. “Durante mucho tiempo se ha interpretado que la vocación científica necesariamente implicaba renuncias, tanto laborales como personales, y esto afortunadamente está cambiando”, explica.

En su opinión, ese impacto es mayor en las mujeres porque “en general no queremos renunciar a nuestra esfera personal, pero tampoco a un buen desarrollo profesional”. “Yo misma he sufrido en primera persona una discriminación indirecta por razón de género, consecuencia de mi doble maternidad y de la falta de políticas de igualdad de género en ciencia e investigación, que afortunadamente se ha corregido tanto por la vía institucional como judicial”, aplaude. La doctora Freire extrae de aquella vivencia una lectura positiva: “se ha logrado visibilizar el problema y legislar”. Pero tiene claro que hay que seguir avanzando. “Es necesario poner en valor la carrera investigadora, apostar por los recursos humanos como gran valor para el desarrollo socioeconómico, mejorar sus condiciones y avanzar en igualdad”, sostiene. “Creo que en mi caso, el impacto de sentirme discriminada me impulsó a revelarme contra esta situación que consideraba tremendamente injusta, y en el camino me encontré con numerosas personas, organismos, asociaciones, etc, con el mismo objetivo, avanzar en igualdad real”, añadiendo que “de ahí que tuviese impacto y visibilidad”. Y aunque ser calificada de icono y referente le parece exagerado, si le “alegra enormemente, inspirar o motivar a alguien a reivindicar derechos”.

Los retos no la frenan y la investigación le reporta “muchas satisfacciones”. En primer lugar, sentir que puede mejorar la vida de las personas. “Crear impacto en esta dirección es uno de mis objetivos vitales”. Pero también es gratificante formar a gente joven, generar empleo, contribuir al desarrollo socieconómico de Galicia, y sobre todo, “el aprendizaje continuo, la oportunidad de rodearme de personas con capacidades y habilidades diferentes de las que aprender”.

En esta personal valoración de su trabajo tiene también un importante papel la motivación constante, “porque siempre queda mucho por hacer”. Ella sabe de la importancia de visibilizar los problemas y de luchar para hallar soluciones. Por eso valora de forma positiva iniciativas como los Premios Referente, que dan a conocer las necesidades de quienes viven con una EERR, el trabajo de las asociaciones de pacientes y también acercan a la sociedad el trabajo de los investigadores que buscan mejorar la vida de las personas. “Es muy importante que se conozca lo que hacemos”, mostrándose muy agradecida a nivel personal “porque es muy gratificante” el reconocimiento al trabajo de un equipo.

Estas líneas nos han permitido descubrir a una persona con una reconocida trayectoria profesional, en cuyo currículum figura su participación en el Programa de Alta Dirección de Entidades de Investigación, Innovación y Transferencia Tecnológica de la Universidad de Navarra (IESE), el programa en Desarrollo de Liderazgo Empresarial y Dirección de Equipos de ESADE (Universidad Ramon Llull) y el programa Caixaimpulse, impartido por la Barcelona School of Management, para la transferencia de conocimiento y el emprendimiento. Ha realizado un Executive MBA (Galicia Business School) y participado en Bootcamps como Oncostars y PANACEA en Oxford, recibiendo formación adicional en programas de la Xunta de Galicia (GAIN -Oxentia- y ACIS), así como de otros europeos (EIT Health). Su trabajo científico se resume en más de 40 publicaciones en revistas, libros y capítulos de libro, más de 100 participaciones en congresos, y numerosos proyectos de investigación. Ha dirigido 4 tesis doctorales y 15 trabajos fin de máster y fin de grado.

Forma parte del comité científico del proyecto internacional Interreg Atlantic KET MET, y de la Unidad Mixta Roche-Chus. Es investigadora principal de 12 proyectos de investigación, financiados por diferentes entidades de carácter público y privado, entre ellos un consorcio europeo dentro de la convocatoria Euronanomed-3, que coordina, y dos proyectos de transferencia, y es inventora de 5 patentes. Es María de la Fuente Freire.